Autores: José Padilla, Armando Oliveros y Jose María Castellví
El día de San Eugenio,
yendo hacia El Prado le conocí.
Era el torero de más tronío
y el más castizo de "to" Madrid.
Iba en calesa, pidiendo guerra,
y yo al mirarle me estremecí.
El al notarlo, salió del coche
y muy garboso, vino hacia mi.
Tiró la capa con gesto altivo,
y descubriéndose me dijo así.
Pisa, morena,
pisa con Garbo,
que un relicario,
que un relicario,
me voy a hacer
con el trocito
de mi capote
que haya pisado
que haya pisado
tan lindo pie
Un Lunes abrileño
él toreaba y a verle fui.
Nunca lo hiciera, que aquella tarde
de sentimiento, creí morir.
Al dar un lance,
cayó en la arena;
se sintió herido
miró hacia mí.
Un relicario sacó del pecho,
y yo al instante reconocí
cuando el torero caía inerte,
en su delirio decía así:
Pisa, morena,
pisa con Garbo,
que un relicario,
que un relicario,
me voy a hacer
con el trocito
de mi capote
que haya pisado
que haya pisado
tan lindo pie
El Relicario - Rocio Jurado
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