Autores: León y Quiroga
En Granada había una rosa más bonita que ninguna,
la blancura de las fuentes envidiaba su hermosura,
de noche cuando la Alhambra se iba vistiendo de luna
bajaba el viento a Granada solo para ver su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores,
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería,
haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Pasó la reina una tarde a la vera de la rosa,
si la rosa era de nieve, la reina era mas hermosa,
y cortándola del tallo, con mano de terciopelo
con un alfiler de plata se la prendio sobre el pelo.
y por la noche en la Alhambra cuando la rosa moría,
el viento en los arroyanes muerto de dolor decía.
Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería,
haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
La rosa y el viento - Miguel de Molina
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