sábado, 31 de julio de 2010

Doña Sol

Autores: Quintero, León y Valverde
Fué Doña Sol de Saavedra
dama de ilustre blasón,
sobre su escudo de piedra
campeaba un corazón.
La cortejaban todos 
los caballeros
y el que más la quería
era un torero
bravo y hermoso
que en la plaza de Ronda
se hizo famoso.

Y a su palacio sombrío
de la calle de Alcalá
para vencer su desvío
el torero fué a cantar:

Doña Sol, lucero mío,
eres tú lo que más quiero.
Es muy pobre mi cuna
para tu señorío
pero más que a mi Virgen
de San Gil te venero.
Doña Sol, lucero mío,
tu querer me embrujó,
tu querer me ha perdido,
y mi vida te he dado,
doña Sol, lucero mío.

Por su desdén frío y mudo,
dijo él con ciega pasión:
"El corazón de tu escudo,
es como tu corazón"
Y se puso su traje,
de azul y oro
y buscando la muerte
se fué para el toro.
¡Brava faena!
Pues su sangre y su vida
dejó en la arena.
Y al conducirlo entre flores,
por la calle de Alcalá,
como un gemido de amores,
doña Sol creyó escuchar:

Doña Sol, lucero mío,
eres tú lo que más quiero.
Es muy pobre mi cuna,
para tu señorío,
pero más que a mi Virgen,
de San Gil te venero.
Doña Sol, lucero mío,
tu querer me embrujó,
tu querer me ha perdido,
y mi vida te he dado,
doña Sol, lucero mío.
Doña Sol - Concha Piquer

viernes, 2 de julio de 2010

No me quieras tanto

Autores: Quintero, León y Quiroga
Yo tenía viente años,
y él me doblaba la edad,
en mis seines había noche,
y en las suyas madrugada.
Antes que yo lo pensara,
mi gusto estaba cumplido,
nada me faltaba con él, 
me quería con locura,
con todos sus cinco sentidos,
yo me dejaba querer.
Amor me pedía, 
como un pordiosero,
y yo le clavaba, 
sin ver que sufría,
cuchillos de acero.

No me quieras tanto,
ni llores por mi,
no vale la pena,
que por mi cariño,
te pongas así.
Yo no se quererte, 
lo mismo que tú,
ni pasar la vida, 
pendiente y esclava,
de esa esclavitud.
No te pongas triste,
sécate ese llanto,
hay que estar alegre,
mírame y aprende.
No me quieras tanto.

Con los años y la vida,
ha cambiado mi querer,
y ahora busco de sus labios,
lo que entonces desprecié.
Cegadita de cariño,
yo le ruego que me ampare,
que me tenga caridad,
se lo pido de rodillas, 
por la gloria de su madre,
y no me sirve de nada.
Como una mendiga,
estoy a su puerta,
y con mis palabras, 
mi pena castiga,
dejándome muerta.

No me quieras tanto,
ni llores por mi,
no vale la pena,
que por mi cariño,
te pongas así.
Yo no se quererte, 
lo mismo que tú,
ni pasar la vida, 
pendiente y esclava,
de esa esclavitud.
No te pongas triste,
sécate ese llanto,
hay que estar alegre,
mírame y aprende.
No me quieras tanto.

De todo lo del mundo sería capaz,
con tal que el cariño, 
que tú me tuviste,
volviera a empezar.
Por lo que más quieras,
sécame este llanto,
maldigo la hora, 
en que yo te dije:
No me quieras tanto
No me quieras tanto - Gracia Montes